Portugal y Andalucía (III): Monchique, Silves y la desembocadura del Guadiana

sábado, 26 de diciembre de 2009

Monchique (Algarve, Portugal)
Monchique (Algarve, Portugal)

Convento de Nossa Senhora do Desterro, Monchique (Algarve, Portugal)
Nossa Senhora do Desterro, Monchique

Igreja em Silves (Algarve, Portugal)
Iglesia en Silves

Castelo de Silves (Algarve, Portugal)
Castelo de Silves

Castro Marim (Algarve, Portugal)
Castro Marim
Nuestra etapa anterior terminó en la península de Troia, y vamos a dar un pequeño salto hasta el Algarve. Para ver lo que hay entre medias, recomiendo mucho seguir una de las etapas de la ruta "Portugal de Norte a Sur", justo a partir de aquí. Ahí hay buenas recomendaciones acerca de la ruta, cosas a ver, etc. hasta Sines, hogar de Vasco da Gama.

Desde ese punto y hasta Arrifana, podéis consultar la siguiente etapa al completo. Si se hace con calma, lleva un día entero, a pesar de que la distancia en sí no es demasiada... pero hay tanto que ver. De hecho, el mapa que acompaña a esta ruta es esquemático desde Troia a Aljezur, sin detenerse en ninguno de los lugares mencionados en los post enlazados.

Recapitulando, este post va a servir para hablar de dos de los pueblos más interesantes del Algarve: Monchique y Silves. Este post también sirve para completar las dos últimas etapas (costa oeste y costa sur del Algarve) de "Portugal de Norte a Sur", donde se repasaban los lugares más interesantes de esta región portuguesa.

Monchique es una villa bastante pequeña de la Sierra homónima. Su arquitectura urbana es muy interesante, siguiendo el estilo propio del Algarve, pero con pequeñas adaptaciones debidas a la vida en la montaña. Su fama es debida a sus aguas, de propiedades terapéuticas y que ya conocían los romanos. Incluso hoy muchos promotores sin demasiado escrúpulo ni sentido estético intentan montar establecimientos de retiro destinados a jubilados británicos (he visto publicidad exclusivamente en inglés por esa zona referida a estos establecimientos).

Un punto interesante de visitar es el abandonado (pero en manos privadas y por tanto no visitable su interior) convento de Nossa Senhora do Desterro, en la parte más alta de la villa. Se puede llegar en coche hasta él, pero es absolutamente desaconsejable, debido a la pendiente y al estado de la vía. Las vistas y el bosque que le rodean son otro par de puntos a favor.

Callejear por Monchique es un placer: a sus calles empinadas y a sus casas, preciosas, se le suma la existencia de varios miradores distribuidos por toda su extensión que nos darán diferentes puntos de vista tanto del pueblo como del valle.

Nuestra siguiente parada es Silves, cuyo municipio antiguamente englobaba al de Monchique. Antigua capital del Algarve, los problemas de salubridad provocados por cambios en el curso del río Arade llevaron a la ciudad a estar prácticamente abandonada. Felizmente para ella, cambios económicos derivados de la industria del corcho sirvieron para que remontara el vuelo hasta su actual pujanza, derivada no solo del potencial turístico de su capitalidad, si no también por el de su escaso litoral, donde se emplaza uno de los enclaves playeros por excelencia del Algarve: Armação de Pera.

Pero volvamos a Silves. Tiene un pasado romano, como atestigua el hallazgo de monedas con la leyenda "Cilpes", que sería el nombre del lugar en aquellos tiempos. Más adelante los musulmanes construyeron su castillo, principal punto de interés hoy en día. Entre sus muros vivió el rey-poeta Al-Mutamid, de la Taifa de Sevilla, en sus años de juventud, antes de heredar el trono de su padre.

Tras la conquista cristiana, Silves siguió siendo capital del Algarve hasta que, como mencioné más arriba, el obispo se fue a Faro, la nueva capital, huyendo de los problemas de salubridad.

El castillo es visita obligada. De gran belleza y en un estupendo estado de conservación, con numerosos paneles que cuentan la historia del lugar y explican muchos de los elementos, creo que es un buen lugar para pasar un día tranquilo, antes de ir a la playa o, como será nuestro caso, proseguir viaje rumbo a la frontera española, donde empezará nuestra siguiente etapa. Para ello, podemos utilizar la ruta Infante de Sagres (una autovía libre de peaje) que recorre el Algarve de oeste a este o ir por la vieja carretera siguiendo el itinerario marcado en una de las etapas del año pasado, la que antes mencioné como costa sur.

Antes de pasar a España podemos detenernos en las villas fronterizas de la desembocadura del Guadiana, la poco conocida Castro-Marim y la mucho más famosa Vila Real de Santo Antonio.

Castro-Marim, con su castillo medieval (muy bien conservado y que conserva muy bien su sabor medieval, con casetas de madera a semejanza de las que en tiempos debieron existir) y su fuerte del siglo XVIII, que está tan bien conservado que tras las últimas obras de restauración parece recién construído, y cuya misión fue establecer una línea de defensa para el Algarve para evitar la entrada de tropas españolas.

Para finalizar, Vila Real de Santo Antonio fue una villa que nació en el siglo XVIII para que Castro Marim no estuviese sola en su labor de proteger la frontera meridional portuguesa. Sería el famoso Marqués de Pombal, benefactor de Lisboa tras el gran terremoto, el encargado de poner la primera piedra. Iniciada la construcción en marzo de 1774, para 1776 ya habían terminado su construcción.

Esta villa fue posiblemente una de las primeras ciudades del mundo construidas a base de piezas prefabricadas. Su urbanismo original está desplegado sobre una malla ortogonal y está basado, igual que el modo de construcción, en lo aprendido por los portugueses durante la reconstrucción lisboeta.

La jornada terminó para mí en el Cámping Giralda de Isla Cristina, que además de un precio razonable tenía internet gratis con Wi-fi, lo cual es para mí un puntazo a favor. Si bien hay un horario, si lo pides te dejan el AP conectado para que desde fuera de la cafetería puedas seguir utilizando la conexión (y también hay enchufe). Además, el personal es muy amable.

El mapa
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Portugal y Andalucía (II): Un segundo vistazo a Sesimbra

sábado, 7 de noviembre de 2009

Lagoa de Albufeira, Sesimbra (Alentejo, Portugal)
Lagoa de Albufeira


Raio de can
Lagoa de Albufeira


Día de playa en Aldeia do Meco (Sesimbra, Portugal)
Praia do Meco


Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


La familia que se despeña unida... (Cabo Espichel, Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Mosteiro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Mosteiro do Cabo Espichel


Faro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Castelo de Sesimbra
Castelo de Sesimbra


Saltamos desde Óbidos a Sesimbra. En la etapa anterior terminé de noche, así que lo que hice fue entrar en autopista y cruzar el tajo. Fue como hora y pico por autopista (en obras) y unos cuatro euros y pico de peaje. No demasiado para la distancia recorrida.

En raras ocasiones me pasa lo que en esta: voy a un sitio y no me convence del todo... y vuelvo y se confirma... y vuelvo y resulta que no podía estar más equivocado porque el lugar, en realidad, es una preciosidad. Eso es lo que pasa con Sesimbra: al igual que Ferrol, el casco urbano no seduce a nadie, pero sus alrededores son impresionantes.

Como en nuestras últimas rutas, recomiendo tener abierto el mapa del trayecto al tiempo que se lee esto, para no perdernos. Ir contando cada cruce no tiene mucho sentido teniendo Google Maps.

Vamos a salir de Lisboa y cruzar el puente 25 de Abril, que por si solo ya debería ser un destino: en alguna foto que hice la gente lo confundió con el Golden Gate de San Francisco y sigue siendo el puente de los que he visto que más me gusta. Incluso más que el enorme y cercano Vasco da Gama.

Una cosa que no sabe mucha gente de España es que ambos puentes están en autopistas de peaje pero que no es necesario pagar peaje para usarlos: en cualquiera de los dos se puede abandonar la autopista en la primera salida sin coste alguno.

Así que cogeremos esa primera salida y nos dirigiremos a ver la Lagoa de Albufeira. El camino que vamos a seguir a mi me encanta: se trata de una carretera que avanza entre pinares que crecen en una extensa región cubierta por arenas y dunas. El aporte de áridos en tiempos en que el nivel del mar estaba más bajo debió ser ciertamente monstruoso, ya que en otras regiones cercanas, como la península de Troia, un poco más al sur, se observa el mismo fenómeno.

Esta laguna está formada por dos cuerpos lagunares unidos por un canal poco profundo, y recibe su agua de una serie de regatos, además de la que se pueda filtrar a través del cordón dunar que la cierra.

Este cordón se abre de forma periódica por la mano del hombre para que el agua de la Lagoa se pueda renovar. El canal abierto se cierra poco después de forma natural. Hay constancia de que este proceso se lleva haciendo desde el siglo XV.

Tanto la parte central de la Lagoa como el cordón dunar que la cierra y el canal de desagüe son muy bonitos, y la gama de colores y el contraste entre bosque, duna, laguna y mar es de una belleza muy particular.

Por cierto que se puede avanzar por la costa desde Caparica hasta un poco más al sur, siendo un ejemplo de las kilométricas playas de las que dispone el litoral luso.

De hecho, podríamos avanzar hasta nuestra siguiente parada caminando por la costa (a costa de dejarse las piernas en el intento). La llamada Praia do Meco tiene otros muchos nombres, y por aquí, en dirección sur según creo recordar, hay algunas playas nudistas (de las poquísimas que en Portugal tienen autorización para esta práctica).

Praia do Meco tiene mucha fama por la región de Lisboa, y la verdad es que a mi me parece bastante bonita. No tanto como la Lagoa, pero por su situación y por la escasa presión urbanística a mi me parece bastante recomendable.

Y de aquí, al Cabo Espichel, lo que vendría siendo el punto más occidental de la península de Setúbal. Cabo Espichel es realmente bonito: costa de altos acantilados, pequeñas azenhas de buena profundidad y luego están su faro y los restos del monasterio, hoy en restauración y que en sus buenos tiempos contaba con un acueducto, un teatro y que tenía el favor y la protección de la Corona portuguesa, que lo frecuentaba.

Por sus vistas, y lo bonito del paisaje, y también por el monasterio, a mí me parece imprescindible acercarse si uno visita Sesimbra.

Y de aquí vamos a ver el castillo de Sesimbra. Construido originalmente por los musulmanes, el primer rey de Portugal, Afonso Henriques lo conquistó y se perdería brevemente durante el reinado de su sucesor, para ser recuperado y no volver a dejar de estar bajo bandera lusa salvo en los períodos de unión entre Castilla y Portugal

Sesimbra es uno de los pocos puertos naturales de la península de Setúbal, y su flota es exclusivamente pesquera o recreativa. Está llena de restaurantes donde poder degustar una buena parrillada de pescado.

El final de esta etapa se acerca. Ahora seguiremos hacia Setúbal por la Serra da Arrábida. La Serra es bastante peculiar, tanto por su orografía, como por sus acantilados, bastante diferentes de los que vimos en el Cabo Espichel, pero casi tan escarpados como aquellos y cubierto por una densa mata de bosque de poca altura.

La carretera que cruza esta Serra tiene dos ramas: una que va por el Monasterio, que tiene mucha fama pero que no conozco, y la que tomé yo, que es una carretera costera sinuosa, con excelentes vistas y que desciende hasta las playas de la zona, de gran popularidad entre los habitantes de Setúbal, ya muy cercana.

A mí esta carretera me recuerda a las típicas coastal roads que a veces se ven en videojuegos y películas, con esos túneles excavados en la roca y curvas pronunciadas que discurren sobre el acantilado.

Y por aquí vamos a terminar, justo delante de un faro, donde podemos aparcar y ver al otro lado del canal donde termina el estuario del río Sado la península de Troia, que ya habíamos visto en una ruta anterior y que está horriblemente desfigurada por unos edificios y unas urbanizaciones que jamás se debieron construir allí, sobre todo porque se supone que es una zona protegida.

El Mapa
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Portugal y Andalucía (I): La ruta de los castillos

viernes, 6 de noviembre de 2009

Casa de las Fuentes de Conímbriga (Condeixa, Portugal)
Casa de las Fuentes de Conímbriga


La Decadencia de Conímbriga (Condeixa, Portugal)
Muralla de Conímbriga


Castelo de Pombal
Castelo de Pombal



Castelo de Pombal


Castelo de Leiría
Castelo de Leiría


Ourém (Santarém, Portugal)
Castelo de Ourém


Mosteiro de Batalha, Portugal
Mosteiro de Batalha


Óbidos
Esta ruta en varias partes tiene bastante en común con la serie "Portugal de Norte a Sur" que escribí hace unos meses. De hecho, toda la parte portuguesa es bastante complementaria, ya que me dediqué un poco a recorrer muchos de los lugares que me quedaban pendientes (y los que aún me quedan por ver).

Nuestra ruta comienza en la frontera de Tui, en Pontevedra, pero no vamos a hacer ninguna parada hasta Conímbriga, un poco al sur de Coimbra, en un lugar llamado Condeixa-a-Nova.

Conímbriga era una ciudad fundada en tiempos anteriores a la llegada de los romanos, aunque fueron estos los que la hicieron crecer y convertirse en una población importante de la ruta que unía Olisipo (Lisboa) con Braccara Augusta (Braga). Con el tiempo y la decadencia del Imperio hubo de rodearse de murallas y consiguió sobrevivir hasta la edad media, momento en el que sus últimos habitantes la abandonaron para irse a otros lugares más seguros.

Las ruinas tienen bastante extensión y no han sido excavadas ni al 30% de lo que debió ser la ciudad original. Hay muchísimo trabajo por hacer todavía, y el precio de la entrada asegura su conservación y estudio.

Proseguimos camino hacia Pombal, una ciudad con un interesante castillo de origen romano y reconstruido por los musulmanes. Conquistado por el primer Rey de Portugal, luego tendría un importante papel en la historia del país.

El castillo fue abandonado a principios del siglo XIX, tras su saqueo y destrucción por parte de las tropas napoleónicas y restaurado en varias ocasiones durante el siglo XX. Se puede visitar sin pagar ninguna entrada y las vistas que nos ofrece de la ciudad y los alrededores son preciosas.

De Pombal nos iremos hacia Leiría, uno de los castillos mejor conservados de esta parte del país, aunque no siempre fue así: a principios del siglo pasado sufrió varios derrumbes que aconsejaron su urgente restauración, habiendo conocido varias campañas de obras hasta el estado actual del mismo. El castillo de Leiría tiene una parte de palacio, ya que al perder su valor militar los reyes de Portugal lo convirtieron en una residencia con un carácter más vacacional. A sus pies podemos ver el moderno estadio construido para la Eurocopa de 2004.

Nuestra siguiente parada será el impresionante castillo de Ourém, también bastante cercano a los anteriores, está construido sobre un pico desde el que se domina toda la comarca circundante. Ourém fue la capital de su municipio hasta mediados del siglo XIX, en que se movió a su posición actual, la llamada Vila Nova de Ourém (nombre oficial: Ourém), situada en el valle, a unos cuantos kilómetros del castillo y con unas comunicaciones mucho mejores.

Al igual que Pombal fue un castillo templario, y al igual que Pombal, fue reconquistado por el primer rey del país, Afonso Henriques. Para mí, una visita muy interesante por lo espectacular de las vistas, ya que se aprecia el cambio de paisaje, entre el que se venía arrastrando desde Galicia, boscoso y ondulado y uno más llano y seco, más parecido a Castilla o Extremadura que será lo que veamos hasta el Algarve.

Desde aquí podemos dirigirnos a Torres Novas, cuyo castillo cierra a las seis de la tarde, lo cual hay que tener en cuenta para poder visitarlo. Las murallas están fantásticamente restauradas y es un parque. Por desgracia no cuento con ninguna foto en condiciones de él.

Y de aquí, a Fátima. La verdad, ha sido una decepción increíble. En pocos sitios he visto tanta magnificencia, ostentación y derroche como aquí... justo lo contrario a la piedad, la humildad y el amor al prójimo que se supone que predica el cristianismo.

Lo que vi fue un templo y otras instalaciones de un coste fabuloso, y cuyo mantenimiento llega hasta el punto de tener la piedra tan limpia como si se construyese ayer. Creo que con lo que se gastan aquí en esas chuminadas se podría ayudar a mucha gente que realmente lo necesita.

Comparar la capilla de las apariciones, modesta y muy humilde, con el resto del complejo es un contraste tan grande que llega al insulto. Al menos espero que el dinero que les sobre de mantener esa exhibición de grandeza se emplee en algo útil. Lo único bueno es que Fátima es próspera gracias a esta aberración, y que por ello mucha gente encuentra allí su sustento.

Y de una ostentación a otra, ya que estamos por aquí podemos acercarnos a Batalha, un monasterio construido para celebrar la victoria en la cercana Aljubarrota que significó la independencia portuguesa con respecto a España (bueno, una de las independencias)... y que casi les arruina el país: en efecto, el coste del monasterio fue tan astronómico que drenó los recursos del reino durante los casi doscientos años que llevó construirlo. Eso sí, arquitectónicamente es impresionante.

Desde aquí, si tenéis tiempo y la luz lo permite se pueden visitar tanto la costa (que no conozco), como Nazaré, São Pedro de Muel, São Martinho do Porto o Foz do Arelho, con la Lagoa de Óbidos... o bien visitar las salinas de Rio Maior (que tampoco conozco), y que tienen la curiosidad de estar tierra adentro y ser el producto de extraer el agua que cruza una mina subterránea de sal gema, con lo que el agua obtenida resulta siete veces más salina que la del mar.

Y finalmente, claro, visitar Óbidos. Ya se había visto en las rutas del año pasado, pero decir que es un pueblo construido dentro de las murallas del Castillo y de gran belleza y con unas vistas preciosas.

Aquí termina esta primera parte de la ruta. De Óbidos me fui hasta Sesimbra, al sur de Lisboa. Así que va a haber un pequeño salto para iniciar la segunda entrega.

El mapa

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Monte Branco, Ponteceso (A Coruña)

jueves, 10 de septiembre de 2009

Monte Branco desde el mirador de Taboído

Nota: Este artículo es una revisión hecha en 2021 sobre uno originalmente publicado de 2009

Uno de los muchos tesoros de Bergantiños es la desembocadura del río Anllóns, esa arteria fluvial que nace en el Monte Xalo y muere apenas 55 kms después entre Ponteceso y Cabana de Bergantiños pasando por lugares tan bonitos como el Refuxio de Verdes y, como no podía ser menos, tiene una despedida ciertamente espectacular, con un estuario de gran belleza y valor.

En este punto se pueden ver un ecosistema dunar, boscoso, limícola y acuático adyacentes y que sirven para dar cobijo a gran cantidad de aves, insectos o peces, sin faltar el famoso marisco.

Camino de la playa

Tal vez la riqueza de esta zona tenga algo que ver en la particular calidad de los percebes del cercano Roncudo, ya en la ría de Corme e Laxe, donde desemboca el Anllóns. 

 En las fotos se puede apreciar cómo es el lugar: un extenso arenal con dunas forma una lengua de playa que separa las aguas fluviales de las marinas. La verdad es que va muy poquita gente a este lugar, tal vez porque hay que caminar un poco desde donde deberías aparcar (aunque algún animal se atreve a llevarlo hasta el centro mismo de las dunas), lo que acentúa el encanto del lugar, a pesar de estar rodeado de zonas pobladas.

Vista desde la playa

La vegetación dunar es bastante delicada, así que aunque pueda tentar explorar el interior de las dunas lo ideal sería hacer el menor paseo posible para llegar al arenal.

El origen del topónimo es bastante obvio. La arena traída por los vientos y la ría se ha ido acumulando y creando el campo dunar. Y con el tiempo esta ha comenzado a "trepar" por la montaña, recubriendo la falda de esta de una tonalidad blancuzca. Este fenómeno se denomina "duna rampante".

Vista desde el mirador de As Travesas, camino de Balarés
Hablando de topónimos, toda esta zona se conoce como Ensenada de A Ínsua, lo que sugiere que la lengua de arena fue un día un islote arenoso y acabó uniéndose a tierra firme.

Ponteceso desde el Alto das Travesas

La zona, como os digo, es hermosa. Hay un mirador al otro lado del río, en Taboído (ver primera foto), donde se tiene la, para mi, mejor vista del arenal. Hay pocas plazas de aparcamiento, pero debido a que otras playas, como Balarés, al lado de Monte Branco, tienen más fama, no tuve ningún problema para dejar el coche.

Playa y espigón de Balarés (o Valarés)

La visita a Monte Branco no estaría completa sin visitar los miradores, como el de As Travesas, que hay camino de la playa de Balarés, cuyo espigón es un recordatorio de los tiempos donde se embarcaba aquí el wolframio extraído de Monte Neme (Malpica). Si os suena este nombre, es porque se puso de moda entre los influencers en años pasados por el agua (tóxica) de color turquesa que se formó en una antigua cantera abandonada.

Corme-Porto
Y por supuesto, Corme-Porto y O Roncudo. También es muy recomendable visitar el castro de A Cibdá de Borneiro o la casa natal de Pondal, autor del himno gallego y que se ubica en Ponteceso. En el mapa os dejo una ruta para visitar todos estos lugares (y alguno más, de propina). Que la disfrutéis.

Faro do Roncudo, Corme

El Mapa

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De Braga a Vila do Conde (Portugal)

martes, 11 de agosto de 2009

Mosteiro de Tibães (Braga, Portugal)
Mosteiro de Tibães (Braga)

Mosteiro de Tibães, Braga
Atrio en el Mosteiro de Tibães

O Galo de Barcelos
O Galo de Barcelos

Feira medieval (Barcelos, Portugal)
Paços dos Condes (Barcelos)

Centro de Barcelos
Centro de Barcelos

Forte de São João Baptista (Vila do Conde, Portugal)
Forte de S. João Baptista, Vila do Conde
Espigón de Vila do Conde (Porto, Portugal)
Vila do Conde

Para mi es mucho más interesante el norte de Portugal, donde en cada lugar hay algo que ver, que el sur, donde si te sales de la costa te encuentras con grandes extensiones de nada en absoluto. Y esta ruta, cortita, es una buena muestra de ello: en apenas 70 kms haremos un buen recorrido por la historia del país.

Nuestra ruta va a empezar en el santuario de Sameiro, en las afueras de Braga. Es un santuario de gran fama en todo Portugal (el más importante del país después del archifamoso santuario de Fátima y también bajo la advocación mariana) y que tiene unas vistas soberbias del entorno, ya que está construido en lo alto de un monte. La arquitectura sacra es espectacular en este lugar (como corresponde a una obra del siglo XIX), y no puedes dejar de pensar en otros grandes santuarios como Lourdes, la mencionada Fátima o el Vaticano.

No tendremos que ir muy lejos para nuestra segunda parada... a tan sólo tres kilómetros está el santuario de Bom Jesús do Monte, con sus famosas escaleras barrocas y unas vistas también espectaculares. Al igual que Sameiro, es un importante centro de peregrinaje y uno de los mayores atractivos de Braga.

Desde aquí iremos a visitar esa ciudad, que tiene tantas cosas que ofrecer, desde los restos romanos, legado del período en que fue capital de la provincia de Gallaecia, donde destacan las termas del Alto da Cividade, hasta sus múltiples iglesias y palacios, sus muestras de arquitectura militar... Braga es una de las ciudades más interesantes del noroeste peninsular. En la versión lusa de la Wikipedia hay un buen índice de su patrimonio histórico artístico.

Dejamos Braga atrás y nos vamos a otro de los grandes atractivos del municipio: el Mosteiro de Tibães. En tiempos alcanzó gran poder e influencia, llegando a ser la sede de la orden benedictina tanto para Portugal como para Brasil. El edificio es una mole que da fe del tremendo caudal de recursos que llegó a manejar... y de la terrible decadencia que padeció. El equivalente portugués de la desamortización se cebó con él y a punto estuvo de perderse todo.

Por desgracia, la actual restauración es una auténtica desgracia para el monasterio, ya que no se hace con respeto a la arquitectura original del conjunto y se están haciendo auténticas barbaridades. La reconstrucción de la parte que se perdió en un incendio es una auténtica abominación.

Es muy interesante hacer una visita guiada por sus instalaciones (es gratis los domingos por la mañana), para ver cómo el monasterio fue ganando influencia desde los siglos XV a XVIII y cómo se produjo su caída en el XIX.

Nuestra siguiente parada será Barcelos, otra ciudad de gran fama dentro de Portugal y con mucha historia. Si habéis visto esos típicos gallos negros portugueses ricamente adornados, tienen su origen en esta ciudad.

La leyenda dice que un gallego que iba peregrinando a Compostela fue injustamente acusado de robo por un hombre rico local, y que cuando iba a ser colgado el reo manifestó su inocencia diciendo al juez, que estaba a punto de comer un capón asado, que el pollo cantaría por colgar a un inocente. Y así fue, en cuanto empezó el ahorcamiento el gallo se levantó y con su canto hizo reaccionar al juez antes de que el gallego se asfixiara. Barcelos está muy orgullosa de esta leyenda, y se pueden ver gallos, a modo de
cow parade por todo el pueblo.

El casco histórico está primorosamente conservado y es la ciudad más limpia de cuantas conozco en Portugal. Es un placer pasear por ella y ver los restos del Paço dos Condes, sus iglesias o sus parques.

Como curiosidad decir que es el municipio portugués con más
freguesías (parroquias o pedanías, en España), aunque no es, ni de lejos, el más grande, como dice la publicidad institucional: sus 378,70 kms cuadrados no resisten la comparación con los 1 719,73 km² de Odemira.

Siguiendo el curso del Cávado, nos acercaremos ahora hasta su desembocadura en Esposende. Es una zona de dunas muy bonita con un pequeño puerto pesquero que debe ser dragado periódicamente, ya que la arena suele colmatarlo bastante rápido. Dentro del pueblo hay algunas muestras de arquitectura muy interesantes, y en las cercanías pueden visitarse castros y otros restos prerromanos.

Nuestra última parada será Vila do Conde, a la que llegaremos evitando la turística Póvoa de Varzim por la autovía A-28. Lo primero que veremos será su famoso acueducto de Santa Clara, que fue construido para llevar agua desde el lugar de Terroso, en Póvoa de Varzim hasta el convento homónimo. Sus restos, que fueron en parte demolidos para construir la autovía, nos guían desde esta al interior de la ciudad.

Dentro de Vila do Conde destacan, además del convento, hoy correccional, la desembocadura del Río Ave, que da nombre al equipo de fútbol de la ciudad, su casco antiguo del siglo XV, con museo y réplica de una carabela de la época en las márgenes del río, iglesias y capillas, un fuerte que protegía a la ciudad (¡y al río!) de incursiones marítimas y otras muchas cosas, tanto en el núcleo urbano como en las
freguesías. Vila do Conde respira historia.

Además, el eje Vila do Conde-Póvoa de Varzim tiene gran fama entre la población de Porto y es uno de los destinos turísticos de sol y playa más importantes del norte de Portugal, y recuerda mucho a nuestras ciudades del levante..

El mapa

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Mosteiro de Pitões das Júnias, Montalegre (Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal)

jueves, 9 de julio de 2009

Sta Maria das Junias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Sta Maria das Junias

Mosteiro de Pitões das Júnias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Mosteiro de Pitões das Júnias

Moinho do Mosteiro de Pitões das Júnias (Montalegre, Vila Real)
Moinho do Mosteiro

Pitões das Junias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Acceso al monasterio

Montalegre, Vila-Real (Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal)
Montalegre

Igreja de Sta María do Castelo, Montalegre (Vila-Real, Portugal)
Sta María do Castelo

Castelo de Montalegre (Vila Real, Portugal) (v2)
Castelo de Montalegre

Torre de Homenaje en Montalegre (Vila Real, Portugal)
Torre de Homenaje
Los edificios históricos abandonados siempre han ejercido una extraña atracción sobre los viajeros. Tal vez por saber cómo una construcción que tuvo una historia más o menos dilatada en el tiempo pudo haber llegado hasta eso.

En el caso de castillos y monasterios, antiguos centros de poder, esta atracción es mayor: ¿qué llevó a la decadencia y abandono a un lugar que antaño recibía tributos y era temido en mayor o menor medida por aquellos que vivían en las cercanías.

Es un poco el caso del monasterio de Pitões das Júnias, en las cercanías de la aldea del mismo nombre y a orillas del regato Campesinho, a un paso del Parque Nacional A Peneda-Gêres.

Cuenta la leyenda que dos nobles que estaban cazando, viendo que sus perros se detuvieron agachando la cabeza frente a un roble, se acercaron y descubrieron allí a la Virgen María. Por ello prometieron construir allí un monasterio.

Sin embargo la historia, mucho menos romántica, nos habla de un origen ermitaño, de monjes que buscaban el aislamiento (de ahí su fondo paisajístico) y de un monasterio humilde que vivía del pastoreo y que sólo muchos siglos después alcanzó su esplendor obteniendo tierras y rentas tanto en Portugal como en Galicia, de la cual dependía antiguamente al ser inicialmente una dependencia del monasterio de Oseira. Se supone que este monasterio se construyó antes de la fundación de Portugal, aunque lo que hoy vemos es el resultado de las obras del siglo XVII.

Y la ruina, viene en parte tanto de la decadencia del siglo XVIII, de la extinción de los monasterios de 1834 (parecida a nuestra Desamortización) y que llevó último monje a convertirse en el párroco del pueblo, Pitões das Júnias, y finalmente al incendio que destruyó casi todas las dependencias

No queda gran cosa de lo que debió ser el monasterio, bastante modesto en su tamaño como consecuencia de los magros tributos que debió recibir de los habitantes de estas ásperas tierras, conocidas como la Comarca do Barroso.

En el pueblo hay un pequeño museo que nos da cuenta de la dureza de las condiciones de vida de los habitantes hasta hace bien poco, lo que nos lleva a pensar en la vida que pudieron llevar sus antepasados cuando rendían tributo al monasterio.

Tan sólo algunas paredes y algunos arcos restan de lo que fue el monasterio, conservándose en buen estado, techada y en uso la que fue la iglesia de Santa María donde imagino que hoy en día se celebrará romería.

Hasta aquí se puede acceder desde el pueblo a través de una pista que remata en una bifurcación de dos caminos: uno hacia una cascada (que no tuve ocasión de ver) y otro hacia el monasterio, ambos señalizados.

Este camino empieza siendo de tierra y continúa siendo una calzada muy irregular, destrozada por el paso del tiempo y donde aún se adivinan las roderas de los carros que llevaban mercancías y tributos al monasterio.

Para terminar la ruta se puede ir hasta Montalegre y visitar su castillo, cuyas murallas casi han desaparecido pero cuyas torres se encuentran muy bien conservadas y están siendo restauradas.

Algunos derrumbamientos no fueron por el tiempo, lo que no hubiera sido de extrañar dado que cayó en decadencia sobre el siglo XVIII, si no por los efectos del terremoto de Lisboa. Debió ser increíblemente potente para que sus efectos fuesen dañinos a tanta distancia de la capital portuguesa.

El mapa
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Ruta de los Miradores (Valença do Minho, Portugal)

lunes, 6 de julio de 2009

Muro de Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Muro de Sanfins


Claustro de Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Claustro de Sanfins


Capela en Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Cripta en Sanfins


Sto Ouvidio (Valença do Minho, Portugal)
Santo Ovídio


Torre de Lapela (Monção, Portugal)
Torre de Lapela


Miño entre Lapela y Nsa Sra da Cabeça
Miño entre Lapela y Nsa Sra da Cabeça


Puente internacional de Tui-Valença
Valença y Tui
Esta va a ser una ruta cortita y que puede formar parte tanto de la ruta del Miño como de la primera de las de Portugal de norte a sur porque sus trazados son casi coincidentes.

Vamos a partir de Monção con dirección a Valença do Minho hasta el cruce de Gondomil, donde un cartel nos indica "Mosteiro de Sanfins", que será nuestro primer destino.

Unos kilómetros más adelante habrá un segundo cartel, pero es un poco difícil de ver ya que queda detrás de una curva y además está tapado en parte por un árbol, pero nos indica el camino a seguir.

Un tercer cartel nos indicará el último cruce que debemos tomar y un par de kilómetros después la carretera termina en un aparcamiento. Mucho ojo cuando termina la cuesta arriba después del pueblo de Eiras porque el aparcamiento aparece sin previo aviso y no es el primero que se come el bordillo.

El coche se deja aquí y se continúa a pie. Aunque veáis roderas de coches no merece la pena porque el camino está interrumpido más abajo por dos bloques de granito. Y aunque no lo estuviera, el estado de la pista no es el mejor para un turismo.

Al final de la pista de tierra un muro de piedra nos impide el paso. Este muro es el cierre del patio del monasterio de Sanfins, abandonado hace ya mucho tiempo y con tan sólo su iglesia mantenida en buen estado... el resto da un poco de vergüenza, con muros desplomándose y escombros que han caído hace años sin que los responsables del patrimonio luso hagan mucho al respecto, aunque en los últimos años al menos desbrozan el terreno adyacente, supongo que por prevención de incendios. Una lástima que no se consoliden los muros.

En tiempos fue un monasterio de gran importancia ya que data de los primeros tiempos de la independencia portuguesa y gozó de numerosos privilegios por parte del Rey.

Para ver, además del patio y los restos del claustro, es muy interesante visitar la huerta que queda detrás del muro que vemos en frente a la iglesia (hay que buscar el camino avanzando hacia la derecha del mismo, y buscando tras las casas abandonadas). En esta huerta hay restos de un viejo molino y una cisterna para la acumulación de agua.

Es muy impresionante el aprovechamiento hídrico que tenía esta gente: por encima del muro que nos cierra el paso al principio circulaba un acueducto que distribuía agua por el monasterio y por la huerta que había detrás de este, y un segundo acueducto alimentaba al molino y también a la huerta de detrás del muro.

Además, se puede visitar una cripta abandonada en lo alto de un peñasco, a la que se accede por el camino que parte del patio y va por las casas abandonadas. La primera vez que fui la vegetación era tan densa que en épocas del año dificultaba el paso, pero las vistas desde allí merecen la pena.

Una cosa más: existe la posibilidad de que un rebaño de vacas se pasee a sus anchas entre todo el abandono. Hay que tenerlo en cuenta porque puede limitar las zonas visitables del mosteiro.

Volviendo sobre nuestros pasos hacia el último cruce, podemos ver un pequeño cementerio antes de terminar el camino de tierra y que también sirve de mirador.

Continuaremos camino hasta el cruce y una vez en él, a la derecha, hacia Sanfins (el pueblo que da/recibe nombre al monasterio) y un poco más adelante hay un desvío a la derecha para el mirador de Santo Ovidio, nuestra segunda parada.

Hay que tener cuidado cuando se termina el asfalto, porque el adoquinado (hay que ver lo que les gusta el adoquinado a los portugueses) es bastante irregular y castiga las suspensiones del coche. Hay una pequeña zona para comer con mesas antes de llegar, al lado de un punto de agua construido para abastecer a los helicópteros anti incendios, y que tiene unas buenas vistas de la parte interior del valle, hacia Gondomil.

Santo Ovidio aparece un poco más adelante, en la cima de una pequeña colina. Las vistas desde aquí son bastante impresionantes, divisándose casi todo el sur de la provincia de Pontevedra (salvo parte del Baixo Miño), y las cumbres del Xurés/Gêrés a la izquierda, con la Torre de Lapela justo en frente y bajo nuestros pies los tejados del mosteiro de Sanfins.

De vuelta a la carretera, iremos hacia nuestra penúltima parada. En el cruce otra vez a la derecha, y al llegar al final de la carretera otra vez a la derecha, para ir a la capilla de Santa Ana en Monte Faro.

La capillita es interesante y su entorno se ha preparado para escapadas de fin de semana, con mesas y asaderos. Hay varios bares-restaurantes y creo que en tiempos ofrecieron alojamiento. No tengo idea de si siguen ofreciéndolo y sería una pena, porque el entorno merece la pena.

Un poco más adelante, tenemos otra pequeña capilla con unas vistas impresionantes, que nos muestran todo el Baixo Miño y parte del Condado, llegando a divisar Santa Tegra y el océano a lo lejos, así como todo el valle en el que está Valença do Minho.

Y de aquí, podemos bajar hasta Valença y visitar sus murallas con vistas a Tui y al puente que Eiffel hizo para unir ambas orillas del río.

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