Portugal y Andalucía (II): Un segundo vistazo a Sesimbra

sábado, 7 de noviembre de 2009

Lagoa de Albufeira, Sesimbra (Alentejo, Portugal)
Lagoa de Albufeira


Raio de can
Lagoa de Albufeira


Día de playa en Aldeia do Meco (Sesimbra, Portugal)
Praia do Meco


Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


La familia que se despeña unida... (Cabo Espichel, Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Mosteiro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Mosteiro do Cabo Espichel


Faro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Castelo de Sesimbra
Castelo de Sesimbra


Saltamos desde Óbidos a Sesimbra. En la etapa anterior terminé de noche, así que lo que hice fue entrar en autopista y cruzar el tajo. Fue como hora y pico por autopista (en obras) y unos cuatro euros y pico de peaje. No demasiado para la distancia recorrida.

En raras ocasiones me pasa lo que en esta: voy a un sitio y no me convence del todo... y vuelvo y se confirma... y vuelvo y resulta que no podía estar más equivocado porque el lugar, en realidad, es una preciosidad. Eso es lo que pasa con Sesimbra: al igual que Ferrol, el casco urbano no seduce a nadie, pero sus alrededores son impresionantes.

Como en nuestras últimas rutas, recomiendo tener abierto el mapa del trayecto al tiempo que se lee esto, para no perdernos. Ir contando cada cruce no tiene mucho sentido teniendo Google Maps.

Vamos a salir de Lisboa y cruzar el puente 25 de Abril, que por si solo ya debería ser un destino: en alguna foto que hice la gente lo confundió con el Golden Gate de San Francisco y sigue siendo el puente de los que he visto que más me gusta. Incluso más que el enorme y cercano Vasco da Gama.

Una cosa que no sabe mucha gente de España es que ambos puentes están en autopistas de peaje pero que no es necesario pagar peaje para usarlos: en cualquiera de los dos se puede abandonar la autopista en la primera salida sin coste alguno.

Así que cogeremos esa primera salida y nos dirigiremos a ver la Lagoa de Albufeira. El camino que vamos a seguir a mi me encanta: se trata de una carretera que avanza entre pinares que crecen en una extensa región cubierta por arenas y dunas. El aporte de áridos en tiempos en que el nivel del mar estaba más bajo debió ser ciertamente monstruoso, ya que en otras regiones cercanas, como la península de Troia, un poco más al sur, se observa el mismo fenómeno.

Esta laguna está formada por dos cuerpos lagunares unidos por un canal poco profundo, y recibe su agua de una serie de regatos, además de la que se pueda filtrar a través del cordón dunar que la cierra.

Este cordón se abre de forma periódica por la mano del hombre para que el agua de la Lagoa se pueda renovar. El canal abierto se cierra poco después de forma natural. Hay constancia de que este proceso se lleva haciendo desde el siglo XV.

Tanto la parte central de la Lagoa como el cordón dunar que la cierra y el canal de desagüe son muy bonitos, y la gama de colores y el contraste entre bosque, duna, laguna y mar es de una belleza muy particular.

Por cierto que se puede avanzar por la costa desde Caparica hasta un poco más al sur, siendo un ejemplo de las kilométricas playas de las que dispone el litoral luso.

De hecho, podríamos avanzar hasta nuestra siguiente parada caminando por la costa (a costa de dejarse las piernas en el intento). La llamada Praia do Meco tiene otros muchos nombres, y por aquí, en dirección sur según creo recordar, hay algunas playas nudistas (de las poquísimas que en Portugal tienen autorización para esta práctica).

Praia do Meco tiene mucha fama por la región de Lisboa, y la verdad es que a mi me parece bastante bonita. No tanto como la Lagoa, pero por su situación y por la escasa presión urbanística a mi me parece bastante recomendable.

Y de aquí, al Cabo Espichel, lo que vendría siendo el punto más occidental de la península de Setúbal. Cabo Espichel es realmente bonito: costa de altos acantilados, pequeñas azenhas de buena profundidad y luego están su faro y los restos del monasterio, hoy en restauración y que en sus buenos tiempos contaba con un acueducto, un teatro y que tenía el favor y la protección de la Corona portuguesa, que lo frecuentaba.

Por sus vistas, y lo bonito del paisaje, y también por el monasterio, a mí me parece imprescindible acercarse si uno visita Sesimbra.

Y de aquí vamos a ver el castillo de Sesimbra. Construido originalmente por los musulmanes, el primer rey de Portugal, Afonso Henriques lo conquistó y se perdería brevemente durante el reinado de su sucesor, para ser recuperado y no volver a dejar de estar bajo bandera lusa salvo en los períodos de unión entre Castilla y Portugal

Sesimbra es uno de los pocos puertos naturales de la península de Setúbal, y su flota es exclusivamente pesquera o recreativa. Está llena de restaurantes donde poder degustar una buena parrillada de pescado.

El final de esta etapa se acerca. Ahora seguiremos hacia Setúbal por la Serra da Arrábida. La Serra es bastante peculiar, tanto por su orografía, como por sus acantilados, bastante diferentes de los que vimos en el Cabo Espichel, pero casi tan escarpados como aquellos y cubierto por una densa mata de bosque de poca altura.

La carretera que cruza esta Serra tiene dos ramas: una que va por el Monasterio, que tiene mucha fama pero que no conozco, y la que tomé yo, que es una carretera costera sinuosa, con excelentes vistas y que desciende hasta las playas de la zona, de gran popularidad entre los habitantes de Setúbal, ya muy cercana.

A mí esta carretera me recuerda a las típicas coastal roads que a veces se ven en videojuegos y películas, con esos túneles excavados en la roca y curvas pronunciadas que discurren sobre el acantilado.

Y por aquí vamos a terminar, justo delante de un faro, donde podemos aparcar y ver al otro lado del canal donde termina el estuario del río Sado la península de Troia, que ya habíamos visto en una ruta anterior y que está horriblemente desfigurada por unos edificios y unas urbanizaciones que jamás se debieron construir allí, sobre todo porque se supone que es una zona protegida.

El Mapa
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viernes, 6 de noviembre de 2009

Casa de las Fuentes de Conímbriga (Condeixa, Portugal)
Casa de las Fuentes de Conímbriga


La Decadencia de Conímbriga (Condeixa, Portugal)
Muralla de Conímbriga


Castelo de Pombal
Castelo de Pombal



Castelo de Pombal


Castelo de Leiría
Castelo de Leiría


Ourém (Santarém, Portugal)
Castelo de Ourém


Mosteiro de Batalha, Portugal
Mosteiro de Batalha


Óbidos
Esta ruta en varias partes tiene bastante en común con la serie "Portugal de Norte a Sur" que escribí hace unos meses. De hecho, toda la parte portuguesa es bastante complementaria, ya que me dediqué un poco a recorrer muchos de los lugares que me quedaban pendientes (y los que aún me quedan por ver).

Nuestra ruta comienza en la frontera de Tui, en Pontevedra, pero no vamos a hacer ninguna parada hasta Conímbriga, un poco al sur de Coimbra, en un lugar llamado Condeixa-a-Nova.

Conímbriga era una ciudad fundada en tiempos anteriores a la llegada de los romanos, aunque fueron estos los que la hicieron crecer y convertirse en una población importante de la ruta que unía Olisipo (Lisboa) con Braccara Augusta (Braga). Con el tiempo y la decadencia del Imperio hubo de rodearse de murallas y consiguió sobrevivir hasta la edad media, momento en el que sus últimos habitantes la abandonaron para irse a otros lugares más seguros.

Las ruinas tienen bastante extensión y no han sido excavadas ni al 30% de lo que debió ser la ciudad original. Hay muchísimo trabajo por hacer todavía, y el precio de la entrada asegura su conservación y estudio.

Proseguimos camino hacia Pombal, una ciudad con un interesante castillo de origen romano y reconstruido por los musulmanes. Conquistado por el primer Rey de Portugal, luego tendría un importante papel en la historia del país.

El castillo fue abandonado a principios del siglo XIX, tras su saqueo y destrucción por parte de las tropas napoleónicas y restaurado en varias ocasiones durante el siglo XX. Se puede visitar sin pagar ninguna entrada y las vistas que nos ofrece de la ciudad y los alrededores son preciosas.

De Pombal nos iremos hacia Leiría, uno de los castillos mejor conservados de esta parte del país, aunque no siempre fue así: a principios del siglo pasado sufrió varios derrumbes que aconsejaron su urgente restauración, habiendo conocido varias campañas de obras hasta el estado actual del mismo. El castillo de Leiría tiene una parte de palacio, ya que al perder su valor militar los reyes de Portugal lo convirtieron en una residencia con un carácter más vacacional. A sus pies podemos ver el moderno estadio construido para la Eurocopa de 2004.

Nuestra siguiente parada será el impresionante castillo de Ourém, también bastante cercano a los anteriores, está construido sobre un pico desde el que se domina toda la comarca circundante. Ourém fue la capital de su municipio hasta mediados del siglo XIX, en que se movió a su posición actual, la llamada Vila Nova de Ourém (nombre oficial: Ourém), situada en el valle, a unos cuantos kilómetros del castillo y con unas comunicaciones mucho mejores.

Al igual que Pombal fue un castillo templario, y al igual que Pombal, fue reconquistado por el primer rey del país, Afonso Henriques. Para mí, una visita muy interesante por lo espectacular de las vistas, ya que se aprecia el cambio de paisaje, entre el que se venía arrastrando desde Galicia, boscoso y ondulado y uno más llano y seco, más parecido a Castilla o Extremadura que será lo que veamos hasta el Algarve.

Desde aquí podemos dirigirnos a Torres Novas, cuyo castillo cierra a las seis de la tarde, lo cual hay que tener en cuenta para poder visitarlo. Las murallas están fantásticamente restauradas y es un parque. Por desgracia no cuento con ninguna foto en condiciones de él.

Y de aquí, a Fátima. La verdad, ha sido una decepción increíble. En pocos sitios he visto tanta magnificencia, ostentación y derroche como aquí... justo lo contrario a la piedad, la humildad y el amor al prójimo que se supone que predica el cristianismo.

Lo que vi fue un templo y otras instalaciones de un coste fabuloso, y cuyo mantenimiento llega hasta el punto de tener la piedra tan limpia como si se construyese ayer. Creo que con lo que se gastan aquí en esas chuminadas se podría ayudar a mucha gente que realmente lo necesita.

Comparar la capilla de las apariciones, modesta y muy humilde, con el resto del complejo es un contraste tan grande que llega al insulto. Al menos espero que el dinero que les sobre de mantener esa exhibición de grandeza se emplee en algo útil. Lo único bueno es que Fátima es próspera gracias a esta aberración, y que por ello mucha gente encuentra allí su sustento.

Y de una ostentación a otra, ya que estamos por aquí podemos acercarnos a Batalha, un monasterio construido para celebrar la victoria en la cercana Aljubarrota que significó la independencia portuguesa con respecto a España (bueno, una de las independencias)... y que casi les arruina el país: en efecto, el coste del monasterio fue tan astronómico que drenó los recursos del reino durante los casi doscientos años que llevó construirlo. Eso sí, arquitectónicamente es impresionante.

Desde aquí, si tenéis tiempo y la luz lo permite se pueden visitar tanto la costa (que no conozco), como Nazaré, São Pedro de Muel, São Martinho do Porto o Foz do Arelho, con la Lagoa de Óbidos... o bien visitar las salinas de Rio Maior (que tampoco conozco), y que tienen la curiosidad de estar tierra adentro y ser el producto de extraer el agua que cruza una mina subterránea de sal gema, con lo que el agua obtenida resulta siete veces más salina que la del mar.

Y finalmente, claro, visitar Óbidos. Ya se había visto en las rutas del año pasado, pero decir que es un pueblo construido dentro de las murallas del Castillo y de gran belleza y con unas vistas preciosas.

Aquí termina esta primera parte de la ruta. De Óbidos me fui hasta Sesimbra, al sur de Lisboa. Así que va a haber un pequeño salto para iniciar la segunda entrega.

El mapa

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