Gran Canaria (II): Una ruta por el interior

sábado, 3 de noviembre de 2012

Cruce de caminos
Dunas de Maspalomas


La Laguna de Maspalomas (Gran Canaria, España)
La Laguna de Maspalomas


Carretera a Maspalomas (Gran Canaria, España)
Carretera a Maspalomas


Degollada de la Yegua (Gran Canaria, España)
Degollada de las Yeguas


Fataga (Gran Canaria, España)
Fataga


El valle de las mil palmeras (Fataga, Gran Canaria)
El valle de las mil palmeras


San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria, España)
San Bartolomé de Tirajana


La Plata (Gran Canaria, España)
La Plata


Cumbres de Gran Canaria
Cumbres de Gran Canaria


Subiendo al Roque Nublo (Gran Canaria, España)
Subiendo al Roque Nublo


El turismo es un gran invento (Gran Canaria, España)
Subiendo al Roque Nublo


El Roque Nublo (Tejeda, Gran Canaria)
El Roque Nublo


El Pico de las Nieves (Gran Canaria, España)
El Pico de las Nieves


Roque Nublo, Roque Bentayga, Teide
Roque Nublo, Roque Bentayga, Teide


La vertiente norte
Roque Nublo y Pico de las Nieves


Y al fondo, Las Palmas
Y al fondo, Las Palmas


Ashes to ashes
Montañón Negro


Yo contra el volcán
Montañón Negro


El occidente desde Vega de San Mateo
El occidente desde Vega de San Mateo


Volcano
Caldera de los Pinos, Fontanales


Aunque Gran Canaria tiene mucho, muchísimo para ver y muchos lugares interesantes como el barranco de Guayadeque, la Playa de las Canteras en Las Palmas o la Caldera de Bandama nuestro recorrido por la mayor de las Islas termina con esta ruta.

Normalmente la gente que visita Gran Canaria se queda en los hoteles de la zona de playas del sur, entre Maspalomas y Mogán y sólo algunos viajeros con más curiosidad se acercan hasta el Roque Nublo o el Pico de las Nieves, dos de los puntos más elevados de la isla.

Para mi, personalmente, esta ruta fue lo más interesante de mi estancia ya que los paisajes y el cambio de vegetación e incluso en las formas del terreno son una auténtica maravilla. Cuando los isleños dicen que viven en un continente en miniatura no les falta algo de razón ya que en esta ruta atravesaremos desiertos y también bosques para terminar en una parte que se parece sospechosamente a Galicia.

Ya que la mayor parte de los turistas se concentra en Maspalomas empezaremos por ahí. Maspalomas no es un ayuntamiento, si no que pertenece al de San Bartolomé de Tirajana, el tercero más extenso de las islas y el municipio de España donde se realizan más pernoctaciones (más que Madrid o Barcelona, por ejemplo).

En este municipo se concentra la mayor parte del turismo, aprovechando que tiene un clima excelente para la playa durante todo el años y el atractivo cada vez más menguante de las Dunas de Maspalomas, actualmente rodeadas por un cinturón de hoteles, campo de golf, urbanizaciones y demás establecimientos que están matando su gallina de los huevos de oro particular... lo que es un desastre porque el municipio lleva muchos años con enormes problemas económicos y el turismo de sol y playa isleño da muestras de agotamiento.

Las Dunas han perdido altura y extensión ya que se ha llegado a construir sobre terrenos que antes formaban parte del campo dunar y se han perdido muchas de las zonas que aportaban áridos a las mismas. La laguna ha tenido que ser protegida después de haber registrado una pérdida sensible en su extensión y en tiempos fue un gran santuario de vida salvaje.

Tomaremos la carretera del interior para subir hacia el Roque Nublo, pero de camino veremos que al ganar altura tendremos alguna panorámica del océano, cada vez más a lo lejos y un terreno seco y desértico rodeará la carretera. Paisajes que parecen sacados de una road movie norteamericana serán nuestra compañía los siguientes kilómetros.

La primera parada será la Degollada de las Yeguas, donde hay un mirador que nos permitirá ver con tranquilidad el barranco de Fataga, sin miedo a que un coche nos embista (la carretera no es demasiado ancha). El paisaje desde aquí es espectacular. Las fotos no le hacen justicia. Merece la pena pararse aunque sólo sean cinco minutos y recrearse con los caminos, los palmerales, las quebradas, toda la roca pelada y la vegetación de ambientes desérticos que arraiga aquí y allí.

Ya de vuelta a la carretera, comenzamos a bajar por el valle hacia Arteara, uno de los lugares más interesantes en los que NO he parado. Gran error por mi parte: llegaba tarde a una sesión de fotos (y que para más inri me pospusieron al día siguiente) y lo descarté.

Arteara es una de las mayores necrópolis de los canarii que poblaron la zona antes de que las tropas al servicio del Rey de Castilla que comandaba Jean de Bethencourt pisaran estas islas. Hay incluso algún fenómeno astronómico que explica que se estableciesen aquí, más allá del oasis de palmeras. Y es que una vez al año, durante uno de los equinoccios, un rayo de sol da directamente contra un túmulo conocido como La tumba del Rey.

Sobre el oasis, lamento muchísimo no tener ninguna foto, pero Street View soluciona el problema, decir que da sobrenombre a toda la zona ya que se la conoce como "El valle de las mil palmeras".

Fataga da nombre a este barranco y tengo entendido que es una de las poblaciones más antiguas de las islas. Actualmente es candidata a formar parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad porque conserva la arquitectura tradicional canaria que se ha perdido en demasiadas partes. También se produce vino en sus tierras, que se puede comprar en varios establecimientos y casas particulares. No tengo ni idea de cómo es, pero si alguien lo ha probado le agradecería un comentario.

Y pronto llegamos a San Bartolomé de Tirajana, la capital del municipio y que es un pueblecito de montaña que no tiene mucho que ver con Maspalomas, mucho más cosmopolita y una ciudad de pleno derecho.

Pero las vistas desde aquí, sobre todo desde el mirador que se encuentra en la parte alta del pueblo, son un auténtico espectáculo, con la pared que se eleva al norte cayendo hacia el mar, a una escala que hace que uno se sienta muy pequeñito.

 A medida que nos vamos acercando a la parte más alta de la isla vemos que el terreno se suaviza y aunque no deja de ser montañoso y con mucha ondulación y algunos riscos de importancia lo cierto es que es mucho menos escarpado de lo que habíamos visto hasta ahora. Hay que tener en cuenta que Gran Canaria es un enorme montón de escombro que proviene del colapso de un enorme estratovolcán hace dos millones de años y eso lo podemos ver cada kilómetro que avanzamos. Según creo haber leído por algún lado en sus tiempos llegó a tener una altura de unos 5000 metros. Lo más alto en la actualidad es el Pico de las Nieves, a unos 1949 msnm.

Y el terreno pelado que hemos conocido hasta ahora empieza a ser sustituido por un bosque de pino canario que fue plantado a mediados del siglo XX en un intento por dinamizar la economía de las islas.

Antes de llegar al Roque Nublo podemos bajar a ver el Roque Bentayga (yo no lo hice), que fue un lugar sagrado para los antiguos guanches.

No se puede llegar a Roque Nublo en coche. Hay que dejarlo en un aparcamiento a kilómetro y medio y luego avanzar por un caminito bastante transitado. Son muchos los turistas que vienen hasta aquí y muchos los isleños que vienen a hacer deporte por estas laderas. Las vistas por todo el camino, hasta llegar al mismo Roque son preciosas y se extienden por casi toda la isla, menos hacia el sureste y este que están ocultos tras la masa del Pico de las Nieves. Incluso se puede ver el Teide, a lo lejos en el mar, hacia el oeste. Visita imprescindible.

El Roque en si mismo es una columna de 40 metros de roca que han sobrevivido al colapso del que os hablé antes y que ahora se yergue orgulloso sobre el paisaje circundante, como una especie de faro visible desde muchos puntos de Gran Canaria. Es uno de los mejores miradores de la isla, tal vez el mejor.

El Pico de las Nieves recibe este nombre porque en el siglo XVIII la iglesia lo explotaba comercialmente para aprovechar la nieve que caía a veces en invierno. Aún se conservan algunos neveros donde se acumulaba el hielo que luego era extraído y vendido en Las Palmas como helados. Debido a una mala traducción también se extendió el topónimo "Los Pechos" para referirse a este pico.

En el bosque que le rodea es normal que los canarios vengan a comer los domingos, en plan picnic de fin de semana. La verdad es que cuando fui estaba bastante transitado.

Y de aquí comenzamos a bajar y nos damos cuenta del cambio que hay en el paisaje, con la parte occidental más escarpada y desértica y la parte oriental y septentrional más verde y suave, cubierta de bosques y motas de laurisilva que parecen querer retomar su antigua preponderancia.

Mientras vamos hacia moya pasaremos por el parador de Cruz de Tejeda, donde también va mucha gente. Este parador es una especie de punto neurálgico donde se cruzan las carreteras que vienen del norte, de la capital, el este de la isla y también las que vienen de Tejeda y La Aldea, al oeste... y los que proceden del sur, como nosotros. Así que aquí se cruzan la mayoría de los que atraviesan la isla en lugar de rodearla... o los que simplemente se acercan por las vistas.

Desde aquí al Barranco del Laurel las carreteras están prácticamente desiertas. Muy pocos coches pasan por ellas, lo que nos permite pararnos con más tranquilidad y disfrutar de las vistas, viendo el Roque Nublo arriba, a lo lejos, dominando el paisaje con su presencia.

Y de camino, una sorpresa: una zona volcánica muy bien conservada que incluye el Montañón Negro, que es una acumulación de picón volcánico desde el que sale el río de lava conocido como "Malpaís".

Y un poco más adelante está la Caldera de los Pinos, en Fontanales (Moya). Se trata de un pequeño cráter volcánico con un mirador tanto hacia el interior del cráter como al noreste de la isla, con Las Palmas al fondo. Se supone que aquí está el pino más grueso y longevo del archipiélago, pero yo no lo he visto. Lo he leído por aquí (es difícil encontrar información sobre este lugar).

Fontanales fue, en tiempos, una población eminentemente agrícola y ganadera, pero actualmente ha perdido buena parte de su población y se trata de salir adelante gracias al turismo rural, muy poco explotado en la isla. Su nombre procede de la cantidad de fuentes que había, pero parece que la sobreexplotación de los acuíferos causó bastante daño a la zona, llegando a aparecer indicios de desertización.

Una cosa que me llamó la atención de Moya es que tiene partes que se parecen tanto a Galicia que yo, si me llevan allí sedado y me dejan en el sitio, pensaría que estoy en mi tierra: hay hasta las mismas especies vegetales que conozco de toda la vida. Para mi fue muy sorprendente esto.

Y finalmente llegamos al Barranco del Laurel. Aviso que es una carretera muy estrecha por la que no pasan dos coches al mismo tiempo. Me crucé con uno y para encontrar un sitio donde poder pasar tuvimos que hacer filigranas.

Es un tramo de como mucho un par de kilómetros de laurisilva que a mi me decepcionaron un poco, porque no pasa de ser más que un matorral. Si algún día los bosques de Doramas, el caudillo guanche que resistió en estas tierras a los invasores castellanos, tuvieron grandeza esta se ha perdido irremediablemente. Una lástima. Para mi una gran decepción.


El Mapa
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1 comment

Veroyjesus dijo...

Qué completa es tu ruta en coche por Gran Canaria, la zona de maspalomas yo creo que nos asombra a cualquier visitante!.
Te dejo por aquí otra altenativa de ruta en coche por Gran Canaria dividida en 2 días. Un día para ver el norte y otro para ver el centro y sur.

23 de noviembre de 2016, 18:29

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