La costa de Odemira: playas y acantilados (Alentejo, Portugal)

domingo, 15 de marzo de 2015

Vila Nova de Milfontes, Alentejo (Portugal) (87 mil visitas)
As Furnas desde Vilanova de Milfontes


Praia do Almograve (Odemira, Portugal)
Praia do Almograve


Praia de Almograve (Odemira, Portugal)
Praia do Almograve


Cabo Sardão (Odemira, Portugal)
Cabo Sardão


Entrada da Barca (Odemira, Portugal)
Entrada da Barca


La "nariz" de Zambujeira do Mar (Odemira, Portugal)
Llegando a Zambujeira do Mar


Praia de Zambujeira do Mar (Odemira, Portugal)
Praia de Zambujeira do Mar


Alteirinhos, Zambujeira do Mar (Odemira, Portugal)
Alteirinhos, Zambujeira do Mar


Alteirinhos, Zambujeira do Mar (Odemira, Portugal)
Alteirinhos, Zambujeira do Mar


Alteirinhos, Zambujeira do Mar (Odemira, Portugal)
Alteirinhos, Zambujeira do Mar


Praia de Odeceixe (Aljezur, Portugal)
Praia de Odeceixe


Odemira es el mayor concelho portugués en extensión, con 1720 km2, pero poco más de 25 mil habitantes para habitarlos. Su principal punto fuerte es una maravillosa línea costera de playas y acantilados, escasísimamente poblado y dentro del Parque Natural do Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina, lo que le da una cierta protección contra el turismo de ladrillo, sol y playa que tanto daño hizo en lugares como la Península de Troia o el Algarve.

Hasta hace unos años Odemira no fue un lugar muy apreciado por los portugueses como lugar de residencia o de veraneo, pero a pesar de ello tiene algún que otro punto interesante en su historia como el haber sido el lugar de partida del primer vuelo entre Portugal y Macau, esa ex-colonia portuguesa situada al lado de Hong Kong

Hoy vamos a recorrer la costa de Odemira de norte a sur, para descubriros algunas de los pequeños tesoros que podemos encontrar en ella.

Podemos hacer la entrada en el municipio desde Sines, que lo recomiendo porque Sines, cuna de Vasco da Gama, es un lugar interesante con algo de historia y unas playas preciosas en la zona de Porto Covo o Ilha do Pessegueiro, o desde Cercal, más al interior y que imagino que será como todo el aburridísimo paisaje que rodea la costa, completamente plano, con cultivos, algún que otro bosque y algunas tierras sin cultivar.

Vila Nova de Milfontes, donde desemboca el río Mira, de un verde espectacular, es el primer lugar de interés que nos encontramos.

Se trata de una villa fundada por el rey Juan II para intentar dinamizar esta zona y también protegerla de los piratas magrebíes. Por eso se construyó el fuerte de São Clemente en la villa, que era un pequeño puerto de pescadores y municipio independiente, aunque posteriormente se integraría en Cercal primero y en Odemira después, donde aún está.

Vilanova engaña un poco cuando llegas: lo primero que te encuentras es la típica localidad turística con mucha mala arquitectura y donde se trata de construir lo más posible con el menor dinero posible para luego venderlo a precio de oro. Luego te vas adentrando más y te encuentras con el casco antiguo que, ese sí, bien merece un paseo, sobre todo las vistas desde el fuerte hacia la desembocadura del Mira y la hermosa playa de As Furnas, al otro lado del río.

Siguiendo hacia el sur entraremos en la freguesía de Longueira-Almograve, cuyo arenal es para mi uno de los más hermosos de Portugal, rodeado de grandes dunas y con pequeñas calas anexas entre acantilados de arena fosilizada y rocas con formas orgánicas como de enormes troncos retorcidos. Como muchas de las playas de la costa occidental portuguesa tiene una buena afluencia de surfistas.

La costa comienza a escarparse tras la playa de Almograve y en ella se encuentran lugares tan impresionantes como Cabo Sardão, ya en la freguesía de São Teotónio, cuyo faro tiene unas vistas de la costa realmente espectaculares. Los acantilados, de una roca muy agreste, caen casi verticalmente hacia el mar. Cuidado con el viento. Merece la pena pararse por aquí.

En esta freguesía la noche de San Juan cada dos años se celebra una procesión en la cual los habitantes engalanan los carros y se van hasta Zambujeira do Mar a echarse un bañito ritual.

Antes de llegar a Zambujeira, hoy un punto turístico de importancia en la zona, podemos visitar el casi desconocido puerto de Entrada da Barca. Como la costa alentejana es bastante recta y ofrece pocos refugios naturales Entrada da Barca es de los pocos que hay desde Sines hasta Sagres. Es muy modesto y con unas cuantas barquitas, pero a mi me encantó. Me recuerda un poco a algunas calitas que vi en Baleares por la forma de las casetas.

Si váis por esta zona os recomiendo no perder mucho de vista la costa, puesto que hay algunos lugares destacables como un espolón de roca justo antes de Zambujeira que se veía sobre lo que un día fueron unas dunas hoy casi petrificadas. Hay muchos miradores como este que no están señalizados y que no van a aparecer en ninguna guía.

Zambujeira do Mar en sí no merece mucho la pena: mucho alojamiento de sol y playa con la misma arquitectura que veríais en cualquier otro pueblo turístico y poco más. Si vais a pasar unos días por la zona tal vez sería un buen lugar para encontrar alojamiento.

Sin embargo la playa de Alteirinhos, un poco más al sur, es otro tema. Una playa que queda en el fondo de un acantilado y a la que se tiene que acceder por una escalera (tranquilos que hay quien la baja con carritos de bebé), y donde no hay una gran aglomeración de bañistas. Tiene una parte textil y otra nudista en el extremo sur, el más bonito con diferencia. Alteirinhos es uno de los escasos lugares autorizados en Portugal para esta práctica.

Más al sur está la playa de Carvalhal da Rocha, que también es muy bonita y ya está casi en la frontera del Algarve, en la Ribeira de Odeceixe, que también tiene su playa, preciosa, y es totalmente diferente al resto del municipio, con fincas de labor cultivadas sobre el mismo lecho fluvial, en terrenos que tienen pinta de inundarse cada año.

El Mapa
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