Provence-Alpes-Côte d'Azur (IV): Luberon (I): Gordes y la Abadía de Senanque

domingo, 9 de diciembre de 2018

 

La santísima trinidad que forman Avignon, Arlès y Nîmes puede arrojar un poco de sombra sobre las maravillas que hay en las cercanías.

Y una de las maravillas más maravillosas es la pequeña y par mi desconocida (hasta que fui por allí) región de Luberon. Aunque hay que decir que no "tan" desconocida. Si os acordáis de una película de hace unos años titulada "Un buen año", fue rodada y está ambientada en este lugar, basada en un libro que tuvo cierta fama en Reino Unido.


Luberon es un pequeño macizo (en realidad tres cadenas montañosas que confluyen aquí) trufado de paisajes excepcionales y de pequeños pueblos de esos que salen en las películas románticas y que, quizá, asociamos más a Italia.

Tal vez esto último sea debido al intenso sustrato romano que ya hemos visto en los artículos de Nîmes o Arlès, pero lo cierto es que en mi instagram hice una encuesta y la mayor parte de la gente pensaba que el pueblo que vamos a conocer hoy, Gordes, estaba en Italia.


Gordes es un pueblo monumental. Construído en la ladera de una montaña recuerda un poco a Les Baux de Provence, pero diría que Gordes es más espectacular. De hecho, hay quien lo considera como uno de los pueblos más bonitos de Francia y es el más visitado de toda la región.

Aviso que para aparcar es complicado. Hay algún parking de pago y para encontrar uno que no lo sea hay que seguir por la carretera que va a la Abadía de Senanque (ver mapa) y luego caminar un buen trecho. En otros pueblos en los que estuve no tuve estos problemas pero, como siempre, con Google Maps y un poco de preparación se puede aparcar gratis hasta en Andorra.


El nombre del pueblo procede de una tribu prerromana, los vordenses, que construyeron un enclave defensivo para otra población, la actual Cavaillon (que no conozco). Su carácter de bastión se mantuvo a lo largo de la historia y la familia D'Agoult, señores de Luberon, construyeron en el pueblo una serie de fortificaciones que con el tiempo y las reformas son el origen del castillo actual. Su fortaleza era tan fuerte que durante las Guerras de Religión resistió el asedio con éxito.

Durante la Segunda Guerra Mundial Luberon fue un importante foco de la Resistencia y durante la evacuación de los alemanes los habitantes fueron represaliados y varias casas demolidas en un intento de frenar a los Aliados.

 

Como en muchos pueblos lo suyo no es tanto ver "algo" como simplemente dejarse ir por las calles, aunque hay algunas cosillas que os puede gustar visitar, como el castillo (aunque ha sido reconstruido tantas veces que no tiene pinta de castillo) o la iglesia

Por desgracia no preparé lo suficientemente bien este viaje y me perdí otros sitios interesantes en las cercanías como Bories, un pueblo típico de pastores de Apt, con cabañas de piedras apiladas (buscad fotos y llamadme borrico) o las bodegas subterráneas del Palais Saint Firmin, excavadas en la roca.

Abadía de Senanque


Lo que sí visité fue la Abadía de Senanque. Aviso que hay que dar un rodeo tremendo para llegar a ella porque la carretera, al menos en época turística, es de un solo sentido en parte del recorrido, lo que en la práctica te obliga a hacer un largo desvío para hacer unos míseros 4 kms.

Senanque es una Abadía cisterciense que ha conocido una historia bastante turbulenta, con varias expulsiones de los monjes. Aunque parece un edificio antiguo su comunidad monacal vive ahí desde una época tan reciente como 1988, aunque el monasterio primitivo fue fundado allá por el siglo XII.


Esta primera etapa termina abruptamente durante las Guerras de Religión, con la destrucción de la abadía y el ahorcamiento de sus monjes y no sería hasta el siglo XIX, y sólo durante unas décadas, fue nuevamente ocupado.

Hoy en día es visitado por sus campos de lavanda. En los que están frente al monasterio, fuera del recinto y al lado del parking es complicado hacer fotos por la enorme cantidad de turistas que hay allí. Me llamó la atención la cantidad de orientales que visitan esta pequeña abadía



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Provence-Alpes-Côte d'Azur (III): Les Baux de Provence

domingo, 2 de diciembre de 2018

No hay muchas ciudades en el mundo que puedan presumir de dar nombre a un tipo de rocas. Pues hay una en Francia que sí puede hacerlo: la villa de Les Baux de Provence.

 

En el artículo anterior habíamos hablado de los Alpilles, de donde salía el agua que alimentaba a los molinos de Barbegal. Les Baux de Provence es una de las varias comunas en las que se divide este macizo y debido a las rocas que existen cerca de su capital da nombre a la bauxita. ¿Os suena, verdad? Es un mineral aluminoso que fue explotado por primera vez en esta comuna.

Pero no me acerqué hasta Les Baux de Provence para estudiar geología o hablar de piedras. De hecho, lo de la bauxita fue una pequeña sorpresa que descubrí mientras preparaba este post. Mi interés era el pueblo en sí, una villa medieval con buenas vistas y una arquitectura tradicional estupendamente bien conservada.

 

Una de las cosas que molan de Les Baux de Provence es que hay aparcamientos gratuitos (¡y polvorientos!) para visitar la villa, que en un sitio tan sumamente complicado orográficamente y donde hay tan poco espacio disponible, se agradece especialmente.

La villa en sí está coronada por los restos de lo que un día fue un gran castillo. De hecho, la capacidad de defensa de este territorio atrajo a poblaciones humanas desde tiempos prehistóricos ya que hay restos que proceden de la Edad de Bronce. Ocupado por preceltas, celtas y romanos los habitantes de Les Baux de Provence evolucionan desde el nomadismo a una sociedad más moderna, sedentarizada y que hacía intercambios comerciales con gentes venidas del Mediterráneo. Entre ellos los griegos que se establecieron en Arlès.

 

Tras la época romana la villa gana en importancia y los príncipes de Les Baux de Provence, que se consideraban a sí mismos descendientes del rey mago Baltasar, construyeron el castillo desde donde dominaron la región. Y así fue hasta que se extinguió la dinastía en el siglo XIV, cuando la princesa de Les Baux y de Provenza entera, la Reina Juana de Nápoles, fue asesinada. La guerra de sucesión que siguió terminó con Les Baux de Provence asociada, junto con el resto de la Provenza, al Reino de Francia.

Tras varios azares durante las Guerras de Religión, en los cuales Les Baux de Provence era un foco de protestantismo, los habitantes, cansados de ser objetivo de unos y de otros, pidieron al rey comprar el castillo y desmantelarlo para terminar con la violencia. El rey aceptó y unos años después creó el marquesado de Les Baux en favor de la familia Grimaldi. Desde entonces y hasta ahora el heredero del trono monegasco tiene entre sus títulos el de Marqués de Les Baux.

 

Y un par de siglos después fue cuando se empezó a explotar la bauxita, que fue una de las industrias de la ciudad hasta agotar el yacimiento. Afortunadamente esta época de industria no afectó a su casco urbano, que siguió conservando su belleza y carácter medieval, lo que atrajo a pintores de la talla de Van Gogh o Picasso. Conociendo el lugar no me extraña la atracción que sintieron por este pueblo.

Hoy en día Les Baux de Provence viven del turismo, pero también de los productos de la tierra, sobre todo vino y aceite. Hay muy buenos restaurantes en la villa, incluso algunos con estrellas de la Guía Michelin así que ya podéis imaginar que comer aquí barato, lo que se dice barato, no es.

 

La villa tiene mucho patrimonio. Pero como pasa con la mayor parte de los pueblos que reseño aquí no voy a recomendar nada en concreto. Lo mejor es llegar y perderse por sus calles, que están repletas de rincones maravillosos: casas, iglesias, restos del castillo, miradores. Todo merece la pena en Les Baux de Provence.

Mi única recomendación sería ir fuera de la temporada alta. El lugar es tan bonito que recibe muchísimos visitantes, con las consiguientes incomodidades para todos: es complicado pararse a tomar algo, hacer una foto con calma o simplemente callejear sin tener que sortear a algún grupo que se para en mitad de la calle para decidir qué van a hacer a continuación.

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Provence-Alpes-Côte d'Azur (II): Acueducto de Barbegal

lunes, 12 de noviembre de 2018


Cuando pensamos en historia normalmente nos centramos más en las batallas y en las grandes ciudades y dejamos la ingeniería y la tecnología de la época en un segundo plano. Hoy voy a hablaros de una de estas notas a pie de página de la historia que en realidad son tanto o más importantes que la mayor parte de las batallas.

En la Provenza, cerca de Arlès y Avignon, en el departamento de Bocas del Ródano (Bouches du Rhône), existe un complejo bastante interesante con el que di de pura casualidad. No estaba en mi ruta. No estaba en nada de lo que hubiese leído, pero al ver el cartel de "acueducto romano" decidí que merecía la pena acercarse.

 

Y vaya si lo merecía. Dentro de lo construído por el Imperio Romano, la parte final del Acueducto de Barbegal es uno de los lugares más interesantes de cuantos han llegado hasta nuestros días.

En aquellos días la Provenza era uno de los graneros de Roma. Fue una de las primeras regiones conquistadas por los romanos fuera de la península itálica, y por tanto una de las más intensamente romanizadas. Los numerosos restos que hay por estos departamentos de Languedoc, Provenza y Costa Azul dan fe de esto.

 

Barbegal te sorprende ya desde la carretera, que pasa por debajo de sus arcos. Un par de senderos recorren el acueducto hasta su final y, sorprendentemente, ninguna valla lo protege y ninguna indicación te cuenta su historia (o al menos no la vi). Increíblemente, tan sólo tiene una categoría parcial como monumento, lo que es incomprensible dado el interés y la importancia de estos restos.


Barbegal es de un acueducto doble que llevaba agua a lo largo de unos 11 kilómetros hasta un complejo de molinos harineros donde se procesaba el grano producido en la región. Por la cantidad de molinos debió ser impresionante. Hay quien dice que se trató de una de las mayores industrias del Imperio, que enfilaba ya sus últimos años, y el agua que traía el acueducto abastecía también a lo que hoy es Arlès.

 

El agua procedería de la vertiente sur de las montañas conocidas como las Alpilles, un macizo de escasa altitud de roca calcárea. Barbegal sería una desviación de otro acueducto conocido como Acueducto de Caparon. Por lo que parece numerosos canales y acueductos recogían el agua del macizo para distribuirlo por la región

Según parece esta industria constaba de dos filas de ocho molinos, con un salto de agua de unos 18 metros y con la capacidad de producir 4,5 toneladas diarias de harina. No se sabe quién fue el constructor pero se supone que un miembro del cuerpo de carpinteros de Arlès pudo ser el responsable, Q. Candido Benigno. La sospecha viene de una inscripción encontrada en su sarcófago pero... ¿quién sabe?

 

Como tantas otras veces hay que descubrirse ante unos ingenieros capaces de llevar a cabo obras de esta envergadura sin las herramientas de las que se disponen hoy en día y que no fueron superadas durante muchos siglos.

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Provence-Alpes-Côte d'Azur (I): Arlès

jueves, 20 de septiembre de 2018

Arlès
Arenas de Arlès

En España hay una serie de ciudades que conservan un gran legado romano: Sevilla, Mérida, Tarragona... Lugares que excitan nuestra imaginación y nos llevan a tiempos casi míticos, aunque las ruinas raras veces tienen utilidad actual.

El caso de Arlès no es ese. Su inmenso patrimonio histórico tiene algunas obras mayores cuyo uso ha perdurado a lo largo de los años.

Arlès es la última población importante antes de adentrarnos en la Camargue y la desembocadura del Ródano, que ya conocemos de una ruta anterior. Desde la antigüedad ha sido poblada y hubo aquí una importante colonia griega.

Arlès

Fue Julio César el que le dio un impulso a la población al establecer en ella a los veteranos de la Conquista de la Galia y fue sometida a un intenso proceso de romanización. Esta era la región de los volcas arelates que son los que dan nombre a la ciudad, conocida en aquel entonces como Civitas Arelatensis.

Y debido a que Arlès siempre mantuvo una cierta importancia la conservación de muchos de sus monumentos fue posible, aunque algunos tuvieron que esperar al siglo XIX para empezar a ser recuperados.

Teatro romano de Arlès

Con el favor de Constantino I, donde tuvo una de sus residencias, Arlès comenzó a ser conocida como la "pequeña Roma de los Galos" y se convirtió en uno de los grandes centros religiosos de la primera cristiandad

Tras la Caída del Imperio Arlès tuvo que reforzar sus murallas y convertirse en fortaleza para resistir el embate de los invasores godos y árabes. La convulsa Edad Media, con sus guerras, sitios, conquistas y sus plagas, fue uno de los períodos más delicados para la ciudad, aunque hacia finales de este período su importancia renacería y también conserva un importante patrimonio medieval.

Arlès
Calle de Arlès

Al igual que pasaba con Aigues Mortes no hay una ruta establecida para visitar la ciudad. Lo mejor es dejarse llevar por las calles y recorrerlas dejando que su patrimonio nos vaya sorprendiendo

Pese a ello hay algunos lugares que merece la pena destacar como su anfiteatro, las Arenas, que rivalizan en estado de conservación (y de uso) con las de Nîmes. Al igual que allí en las Arenas de Arlès se celebran espectáculos taurinos o conciertos. En su época de mayor esplendor 20 mil espectadores podían asistir a los eventos.

Otro lugar donde se celebraban (celebran) espectáculos públicos es el Teatro Romano de Arlès. Tenía una capacidad para 10000 espectadores, que asistían a representaciones teatrales. Durante el verano se ha retomado su primitiva función aunque no puedo deciros cuánto cuesta asistir.

Termas de Constantino

La tercera gran atracción serían las Termas de Constantino, en la parte baja de la ciudad y al lado del Ródano. En el momento que fui no estaban abiertas y no pude entrar. El edificio exterior no es gran cosa, pero por lo que veo en fotos merece la pena visitarlas.

También merece la pena darse un paseo al lado de lo que queda de sus murallas, mandadas destruir durante la Revolución Francesa porque Arlès se convirtió en un reducto realista.

Murallas de Arlès

De la época medieval quedan algunos edificios notables como el Priorato de los Caballeros de Malta (hoy Museo de Bellas Artes o Museo Réattu) y la casa consistorial u Hôtel de Ville, aunque a mi, tanto el ayuntamiento el resto de edificios de la Place de la Republique, incluyendo la iglesia de Saint-Trophime, no me llamaron demasiado la atención.

Arlès
Ródano
Y al lado del Ródano hay un pequeño puerto fluvial donde algunos barcos hacen cruceros por el río. Está un poco río arriba partiendo desde las Termas de Constantino.

Para aquellos que sean aficionados al arte hay que mencionar la importante relación de Arlès con artistas como Van Gogh a quien la Fondation Vincent-Van-Gogh rinde homenaje a través de las obras de artistas contemporáneos, o Picasso, que dejó en los setenta algunos dibujos que se encuentran en el Museo Réattu.


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Languedoc-Roussillon (III): Jardines de La Fontaine (Nîmes)

sábado, 9 de junio de 2018

La zona que va entre Nîmes y la frontera italiana fue una de las provincias más fuertemente romanizadas. A pesar de los muchos siglos transcurridos este legado permanece bien presente en la parte oriental de la actual región de Occitania.

Y en el departamento de Gard, del cual Nîmes es capital, hay algunos muy destacados, como el Pont du Gard. Centrándonos en la propia ciudad hay lugares como la Maison Carrée, las Arenas o los restos que quedan en los actuales Jardines de La Fontaine (de la Fuente).

Nîmes (Occitania)
Maison carrée

Los jardines se denominan así porque se construyeron alrededor de una fuente natural conocida desde la antiguedad y que era considerada sagrada. En el cerro que está a su lado los volcas arecómicos construyeron un castro, coronado por una torre imponente que aún hoy existe, y que fue capital de un estado que se extendía hasta más allá de la actual Narbona. Allí tenían un puerto que servía a toda la Céltica, lo que da idea de su poder e influencia.

Nîmes (Occitania)
Arènes de Nîmes

Sin embargo todo ese poder era insuficiente para enfrentarse al poderío romano y decidieron ponerse bajo su protección tras la derrota de los Arvernos y tras ser aplastados los tectósages, la otra tribu volca, por Quinto Servilio Cepión.

Bajo el dominio romano Nemauso creció y fue rodeada por una muralla de seis kilómetros en cuyo interior numerosas obras civiles, como las Arenas, la Maison carrée o el templo de Diana fueron construidas.

Aunque este post se refiere a los jardines no puedo dejar de recomendaros la visita a la Maison Carrée y, sobre todo, las Arenas, antiguo anfiteatro, con el tiempo convertido en fortaleza y desde hace un par de siglos recuperado como lugar de reunión y de espectáculos donde se celebran conciertos y también ferias taurinas de diversos tipos.

Canal en la entrada de los jardines

Pero volvamos a los Jardins de La Fontaine. El origen de los mismos hay que buscarlo en el siglo XVIII. La idea de sus promotores era la de regular el caudal de la fuente que le da nombre y su realización fue encargada al arquitecto militar de la región, que aprovechó para poner en valor el templo de Diana y la Tour Magne, esa que dije que coronaba el castro de los volcas.

La Tour Magne desde la entrada en los jardines

Así que este parque, uno de los primeros parques públicos de Europa, es uno de los que establece el patrón de los jardines franceses que conocemos hoy en día, con una gran parte monumental, con escalinatas, paseos y estatuas, con esa sensación de amplitud y grandeza que sus arquitectos han sabido imprimirles.

En la parte baja de los jardines una explanada descubierta centrada en la fuente de agua y rodeada de canales de regulación. Esta es la parte más monumental y urbana. Uno puede imaginarse este lugar como el escenario de alguna lujosa película sobre los mosqueteros o Luis XIV, aunque no sea exactamente contemporánea.

La fuente que da nombre al jardín

A mano izquierda según entras en el recinto se encuentra el Templo de Diana, parcialmente oculto por los árboles. Se trata de un templo de origen romano que milagrosamente superó la turbulenta historia medieval de la villa y que no fue totalmente canibalizado cuando la iglesia en la que fue convertida se cerró al culto, durante las guerras de religión, cuando sus responsables fueron asesinados
Nîmes (Occitania)
Templo de Diana  

Desde aquí y hasta la Tour Magne hay un pequeño bosque cruzado por senderos y por donde es muy agradable pasear o simplemente detenerse. Numerososo bancos permiten sentarse y simplemente disfrutar del frescor y del canto de los pájaros. En los días calurosos del invierno este paseo es muy agradecido.

Sendero de subida a la Tour Magne

En la parte superior del mismo se encuentra la Tour Magne. Cuando los volcas la construyeron alcanzaba una altura de unos 18 metros, que los romanos duplicaron. Hoy en día alcanza los 32 metros y es visitable, obteniendo una bonita panorámica de Nîmes y de los jardines. En períodos de la historia fue integrada en los sistemas de defensa de la ciudad, pero se desconoce su utilidad primitiva. El edificio que conocemos hoy es una versión bastante empobrecida de su mejor aspecto, ya que partes de su decoración se han perdido.

Nîmes (Occitania)


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Languedoc-Roussillon (II): Aigues Mortes

domingo, 15 de abril de 2018

Uno de los accidentes geográficos que más llama la atención de la costa francesa es la región de la Camarga, Camargue en francés.

La Camarga, situada cerca de la Costa Azul y entre las ciudades de Montpellier, Nîmes y Marsella tiene su origen en la desembocadura del Ródano y servía de frontera natural entre las antiguas regiones de Provence-Alpes-Côte d'Azur y Languedoc-Roussillon. Actualmente toda ella está encuadrada en la nueva región de Occitania.

Aigues Mortes (Languedoc-Roussillon)

La Camargue consiste en una serie de humedales, playas, lagunas litorales, marismas, salinas, ciénagas y terrenos desecados para destinarlos a vivienda, puertos o usos agrícolas, ganaderos o turísticos. También nace por aquí el Canal du Midi, que es una de las principales vías de comercio fluvial de Francia hasta la aparición del ferrocarril y que fue iniciado durante el reinado de Luis XIV, aunque hubo intenciones de construir algo parecido desde tiempos de Nerón u Octavio Augusto

 
Y la localidad más importante de esta región es Aigues Mortes, una población amurallada construida allí por los reyes de Francia para colonizar la región. Aigues Mortes fue construida dentro de una muralla casi cuadrada con una planta ortogonal. Incluso sin conocer la historia del lugar uno se da cuenta de que fue una ciudad planificada.

 
Su nombre proviene del hecho de estar rodeada de marismas y lagunas litorales y no ser realmente una ciudad situada al borde del mar, a pesar de estar unida a él por una serie de canales que alcanzan el Mediterráneo a través de las lagunas.

El origen de Aigues Mortes y de sus murallas hay que buscarlo en la Edad Media, cuando San Luís buscaba una salida natural al Mediterráneo para su reino. A un lado y al otro de la Camargue los reyes de Aragón (Montpellier), Nápoles (Marsella) y los condes de Toulouse (Agde) le cerraban el paso. Así que consiguió que el monasterio a quien pertenecía la región le cediese su propiedad a cambio de otros terrenos. Tras construir el puerto y las primeras fortificaciones Aigues-Mortes fue el punto de partida del embarque de caballeros franceses cara a las Cruzadas.


Aigues Mortes (Languedoc-Roussillon)

Cuando la Provenza y Marsella pasan a manos francesas Aigues Mortes pierde su importancia y sólo la explotación de la sal hace que los reyes sigan teniendo interés en mantener abiertos los canales. Esta decadencia va a continuar hasta la apertura del canal del Ródano a Sète, que convierte a Aigues Mortes en puerto fluvial y marítimo a la vez.

Hoy en día es una zona muy turística. Multitud de visitantes vienen a realizar el recorrido sobre las murallas, con vistas a la ciudad, al canal y a las salinas que aún hoy se siguen explotando. Dentro de las torres hay exposiciones sobre la villa y su historia. A pie de calle decenas de negocios viven de los turistas, siendo mayoría restaurantes y tiendas de souvenirs.

 
Alejándose de la puerta es posible caminar con más tranquilidad y apreciar la arquitectura de las casas que hoy ocupan el recinto amurallado. La vista desde lo alto de las murallas sobre los tejados es una de las estampas más típicas de la ciudad. Y otra de las vistas típicas es el gigantesco montón de sal que la industria salinera tiene al sur de Aigues Mortes

Canal Rhône-Sète (Aigues Mortes, Francia)

En la parte exterior de las murallas podemos encontrar casas más modernas y un paseo al lado del canal Ródano-Sète (Rhône-Sète) que pasa al lado mismo de las murallas. Estos canales ya apenas se utilizan para mover mercancías, siendo sobre todo un recurso turístico, así que hay diversas opciones para recorrerlo gracias a las múltiples empresas que se encargan de explotarlo.

Para aparcar es mejor intentarlo hacia el pueblo y el canal, porque la parte de la ciudad que da a las marismas está rodeado de aparcamientos de pago nada baratos.

Tour Carbonnière (Languedoc Roussillon)

En las afueras de Aigues Mortes hay otros puntos de interés como la Tour Carbonnière, antiguo puesto de peaje en la única ruta que comunicaba la ciudad con el resto del Reino. Es una torre cuadrada que llama la atención por su situación, en medio de las marismas.

Le Grau du Roi (Languedoc-Roussillon, Francia)

Y más cerca del mar se pueden encontrar pueblos de vacaciones como Le Grau du Roi, que para mi es una aberración en toda regla. Se trata de un trozo de litoral donde se han construido una serie de horrorosas urbanizaciones de vacaciones, con playa artificial y varias marinas y amarraderos para embarcaciones de recreo.

En este tramo de costa mediterránea francesa son relativamente comunes esta clase de destrozos, siendo el más conocido en España Cap D'Agde, ese pueblo "nudista" (entre comillas, sí) que sale de vez en cuando en los informativos para mostrar a la gente practicando sexo en la playa en pleno día y que queda a unos 80 kms de aquí, pasando Montpellier y Sète.

Caballo en la Camarga (Languedoc Roussillon, Francia)

Pero entre estos puntos de interés hay uno más interesante: la propia Camargue. Aquellos que viven en esta región han sabido adaptarse a ella y explotarla para ganarse la vida. La Camargue es una región donde hay pocas poblaciones pero muchas granjas: melones, sandías y otros productos agrícolas locales son ofrecidos en puestos a los lados de la carretera. Y es fácil ver aquií y allí rebaños de vacunos de la raza local, el toro de la Camargue, o de caballos, pastando en los prados que se fueron generando en las zonas desecadas.


 Los toros de Camargue son parte de la afición local por los festejos taurinos. Diría que aquí hay muchos más eventos de este tipo que en la mayor parte de las zonas de Andalucía y Castilla que he visitado. Me llamaba la atención ver carteles por todas partes publicitando lo que ellos llaman el "toro piscine", que según tengo entendido se trata de intentar meter a una vaquilla en una piscina situada en el centro del ruedo. También hay corridas al estilo de las que se celebran en muchas partes de España y en otros países, utilizando la raza autóctona camarguesa.

La carne de estos animales es muy apreciada y de gran calidad ya que se crían en libertad. Hay una DO que regula su cría y comercialización.

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Languedoc Roussillon (I): Carcasona

jueves, 12 de abril de 2018

En Europa hay muchas ciudades con cascos urbanos que nos remiten a la Edad Media. Algunas incluso conservan la traza urbana de esa época, aunque bastante modernizada. Pero unas pocas conservan todo o parte de estos lugares de manera que nos pueden transportar a esa época. Actualmente es la mayor fortaleza de Europa en semejante estado de conservación.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)

Carcasona, Carcassonne en francés, es una de estas ciudades. Su ciudadela medieval, presidiendo la villa desde un cerro a orillas del Aude, es una de las mejor conservadas que he visto. O mejor dicho, de las mejor reconstruidas. Hasta el siglo XIX la ciudadela estaba en ruinas.

Fue la iniciativa de Prosper Merimée (el autor de "Carmen", que luego sería convertida en ópera por Bizet) y de Jean-Pierre Cros-Mayrevieille la que puso en marcha una cuidadosa reconstrucción de las murallas y edificios y que evitó la desaparición del Castillo Condal. Tal era el grado de deterioro que el gobierno francés decidió su destrucción.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)

Mucho antes de que este fuese construido Carcasona ya era un lugar importante. Situada en un cruce de las rutas que comunicaban el Atlántico con el Mediterráneo al norte de los Pirineos y Europa con el Levante ibérico, fue desde antes incluso de la llegada de los romanos un punto de encuentro y de comercio. Se sabe que desde aproximadamente el 800 a.c. esta colina ha sido ocupada por diferentes recintos defensivos.

Aunque no fue capital de provincia durante la dominación romana, Carcasona fue capital colonial. Durante las últimas décadas del Imperio Romano los visigodos la ocuparon y construyeron nuevas fortificaciones, algunas de las cuales aún se conservan.  Durante un tiempo pasó a manos musulmanas tras la conquista de la Península Ibérica. Pipino el Breve consiguió desalojarlos y puso al frente a Bellón, cuyo linaje daría origen a varias dinastías de esta región, desde la Provenza a Cataluña con la Casa de Barcelona que más adelante se uniría a la dinastía real de Aragón.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)
Fue precisamente la Corona de Aragón la potencia predominante en Occitania durante buena parte de la Edad Media, hasta la irrupción del poder francés. La Cruzada contra los Albigenses fue un punto de inflexión para su historia: aprovechando la cruzada el Rey de Francia se lanzó sobre la región con la excusa de perseguir a los cátaros, a los que exterminó con saña. Los Trencavel, feudatarios del rey aragonés y defensores de los cátaros fueron derrotados por Simón de Montfort. Casi toda la costa mediterránea occitana pasó a manos francesas y tan sólo el Rosellón permanecería en poder aragonés hasta el siglo XVIII.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)

Fue precisamente el final de esta presencia aragonesa la que inició el declive de la ciudadela de Carcasona, que pasó de ser una ciudad fronteriza y muy estratégica a una población de interior, con lo cual la presencia de la guarnición dejó de ser necesaria.

La Ciudadela de Carcasona, conocida como Cité de Carcassonne en francés, es hoy una gran atracción turística, elegida como Patrimonio de la Humanidad.

Para visitarla es mejor aparcar un poco lejos, en los bulevares de la ciudad baja o en el Quai Bellevue, al lado del río, y cerca de una isla que se ha convertido en un parque. Se han eliminado casi todas las plazas de aparcamiento gratuito en los alrededores y las de pago tienen un precio exagerado, aunque pasa a ser gratuito a las ocho de la tarde.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)

¿Qué hay para ver? La Ciudadela en sí, que parece de cuento, merece una visita. Pero los comercios en sus callejuelas, de ropa, de alimentos, de mil tipos distintos de artesanía, son otro buen reclamo para visitar Carcasona.

Pero estos no son los únicos atractivos que tiene Carcasona. La antigua y la nueva catedral, el puente viejo sobre el Aude y que comunica la ciudadela con la Ciudad Baja o el Canal du Midi son otros puntos de interés en la villa, aunque por desgracia no pude visitarlos. Me queda pendiente para otra ocasión.

Cité de Carcassonne (Carcasona, Francia)

Lo que sí vi, aunque sólo fuese de pasada, es lo que queda del Bastión, lo que en tiempos fue un fortín en la ciudad baja. Si véis el mapa en vista satélite veréis lo fácil que es distinguir su contorno. Los edificios son bonitos y, desgraciadamente, sólo un pequeño tramo de muralla se conserva.

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Al norte de los Pirineos (III): Foix

domingo, 11 de febrero de 2018

Foix (Occitania, Francia)
Castillo de Foix


Foix (Occitania, Francia)
Castillo de Foix


Foix (Occitania, Francia)
Castillo de Foix


Foix (Occitania, Francia)
Castillo de Foix


Foix (Occitania, Francia)
Castillo de Foix


Foix (Occitania, Francia)
Foix


Foix recuerda un poco a otros pueblos que he visto en el pasado, por aquello de que no es demasiado grande, mantiene buena parte de su patrimonio histórico en un magnífico estado de conservación y se muestra orgulloso de su pasado.

Decía en el post de Pau que el problema de muchos pueblos de Francia es que carecen de personalidad pero la de Foix está bien marcada. Tal vez al estar mucho más enclavado en los Pirineos que Pau o tal vez por ser mucho más pequeña (menos de 10000 habitantes), pero Foix aporta mucho más a los sentidos

Su castillo preside de forma espectacular el valle en el que se asienta la villa actual, encajonada entre montañas y en la confluencia de los ríos Ariège, que da nombre al departamento, y Arget.

La primera curiosidad para un español es que Foix es una especie de intersección, en la historia, entre Cataluña y Navarra, puesto que los reyes navarros fueron señores de Foix, que a su vez era un condado vinculado a la Marca Catalónica establecida por Carlomagno. De hecho, la bandera de Foix recuerda a la de Aragón.

Se supone que la primera fortificación en Foix fue construida por los romanos, aunque no vi nada que les recordase. Supongo que hasta la última piedra fue empleada en edificios posteriores.

La Edad Media, con sus avatares, dejó su huella en Foix, ya una plaza fuerte de difícil ataque y que se vio inmersa en la cruzada contra los albigenses. Resistió los embates de Simón de Montfort y se negó a reconocer la autoridad del Rey de Francia, que vino en persona al mando de un gran ejército a someter al Conde, que finalmente capituló.

Cuando los Borbones acceden al condado de Foix este se unifica con el reino de Navarra, aunque siglo y medio atrás ya se había unido al Béarn y al igual que el reino navarro sería anexionado por Francia bajo Luis XIII, que ya ostentaba ambas coronas, heredadas de su padre Enrique II.

Tras ser nombrado monumento nacional en el siglo XIX el castillo de Foix fue intensamente restaurado y de ahí procede la mayor parte de lo que hoy podemos ver. La visita es de pago, pero no recuerdo que fuese especialmente cara y permite ver las colecciones del museo departamental.

Y la verdad, es que merece la pena hacer la visita. La vista desde las torres es magnífica y hay curiosidades como ver la cama de Enrique II, que fue al mismo tiempo rey de Francia y conde de Foix, aunque nunca vivió aquí ya que, por lo visto, no era el lugar más cómodo para residir.

Foix no sólo tiene el castillo para visitar. En la ciudad está la abadía de Saint Volusien, que fue destruida durante las Guerras de Religión y reconstruida posteriormente y se puede pasear también por su casco antiguo, que conserva su estilo medieval, aunque no al nivel que otros lugares al sur de los Pirineos como Peratallada, Pals o Monells.

También se puede visitar su mercado (les Halles), que es de una arquitectura que se extendió por toda Francia y que es relativamente fácil de ver cuando se visita el país vecino, con su típico tejado metálico verde.

Y por supuesto, como en todo lugar en la zona de los Pirineos, numerosas sendas recorren los alrededores y permiten, por ejemplo, pasear al lado del Arget y el Ariège

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